Dicen que uno encuentra su sitio cuando encuentra sus rutinas. Cuando los hábitos diarios, cotidianos, se convierten en una costumbre, sin aburrir.
Significa que te estás asentando a un lugar, haciéndotelo un poquitito más tuyo.
Yo cada día voy andando al trabajo. Tengo la suerte de tenerlo a unos 20 minutos de mi casa y en mi trayecto siempre me encuentro a Bonita.
Bonita es la perra negra y desgarbada de un taller de carros que queda en mi camino. Bonita es el animalito que siempre te saluda moviendo la cola e, indefectiblemente, se respalda en tu pierna hasta caer panza arriba, esperando una carantoña. Bonita apesta a perro de mecánico y se ducha una vez al año. Pero no puedo evitar acariciarla día sí día también.
Pues bien, hace uno días vi a Bonita más regorda que nunca. Con unos pezones que le rozaban el suelo y algo más torpe, aunque tan cariñosa como de costumbre. Estaba embarazada del husky siberiano de enfrente, me contó uno del taller.
Dos semanas más tarde tuvo a estos dos bonitos retoños. Y me parece una historia muy bonita con la que despedirme de México hasta pasadas las Navidades.
Entonces espero regresar y encontrar rutinas tan entrañables como ésta, que te hace ver la belleza de las pequeñas cosas.
¡Hasta pronto, Bonita!
Fins aviat, Mèxic!
k macaaaaaaaaa 🙂 I ara més feliç k mai ! jeje.
Sí, és súper bona gosseta, em fa plantejar adoptar i tot!